viernes, 9 de diciembre de 2016

DESPEDIDA

Le hacemos saber nuestro agradecimiento por lo mucho que durante estos años ha dado a esta empresa. Ha sido un honor tenerle con nosotros... Con unas palabras y un reloj grabado se cerraban cincuenta años de su vida.
Acababa de cumplir los sesenta y cinco ¿Y ahora qué? Comenzó a frecuentar el Club de Jubilados y desde allí, junto a otros en su misma situación, a pasear por las mañanas. Todos los días a la misma hora. Todos los días el mismo camino.
Un día no acudió. Sus compañeros lo echaron de menos, si bien pensaron que estaría enfermo. Pero no. Estaba en aquella cafetería observándola con ojos de admiración y la boca abierta. Un día, solo un gesto, se saludaron. Otro tomaron café. Más tarde hablaron, pasearon, intimaron. Pasado un tiempo, ella le invitó a su casa y acabó por aceptar hacer el amor con él.
Cenaron, se besaron, se acariciaron mientras buscaban la comodidad de la cama. Alcanzó el cierre del sujetador y liberó, al fin, aquellos pechos suaves y cálidos como cojines de plumón.
Un punto rojo en el cerebro, un dardo en el pecho y ya no hubo más aire para él. Cuando lo apartó de si dándole la vuelta, lucía una sonrisa.
Ella no. En menos de un año era el tercer hombre que se le moría sobre las tetas.

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