domingo, 5 de junio de 2016

CONMIGO... SIN MIGO


Aquel día soñé conmigo. Un Migo que no conocía. Ya véis. A estas alturas de mi vida. De la mía y de la de Migo, supongo. Sea como sea, ahí está acompañándome a todos lados. La verdad, no lo conocía, pero ahora que lo conozco, que lo he soñado más bien, viene a todas partes acompañándome, dándome calor. Él debe saber mucho sobre mi porque sonríe con mis recuerdos, sufre con mis dolores, por cierto, la pata me estaba matando. Durante la tarde, pensé que iba mejor pero no. Por la noche me dio bastante guerra ¿a lo mejor fueron ella y Migo a bailar y yo no me enteré? Pudo ser. Porque a lo que me sucede en los últimos tiempos, las distintas partes de mi cuerpo tienen mucha autonomía, mucha vida propia al margen. Algunas, hasta autogobierno ¿os dais cuenta? Mi cerebro ya está divagando sin que yo lo controle.
¿Por dónde iba? ¡Ah, si! Que soñé conMigo y que Migo... Eso, que ¿quién o cuál es este Migo? Porque tengo muchos por ahí. Casi todos surgieron de viajes que hice en algún momento de mi vivir. Por ejemplo: un día viajé a una ciudad del sur. Mi «amigo» percibió una conexión entre su catedral y la de otra ciudad del norte y allí está, en la nave central con el cuerpo del Dean colgado frente al altar mayor. Otro migo está pegando tiros en un chalet sobre una playa paradisíaca, un tercero ligando y turisteando por la Costa Brava... en fin, que están bastante activos todos ellos pero todos, a la vez, muy parados. No se. O si se. O ¡yo qué se!
El caso es que me puse a soñar con uno que, ya sabéis como son los sueños,  era él y eran todos, hasta yo. Y fijaos que lo importante no era lo que pasaba en el sueño, que ni me acuerdo, aunque si recuerdo que cuando se iba a solucionar no se que cosa me desperté.
Así que lo importante es el hecho de soñar conmigo. Porque soñar con otros, u otras, ¡ainssss!, es bastante más normal en mi pero soñar con mi yo pasivo...no se. Le doy vueltas y más vueltas pero no veo el porqué. A lo mejor no hay nada que entender. Solo es así. Es el mundo de los sueños y, como todos sabemos, los sueños son un mundo. Sin embargo, no estoy tranquilo. Tampoco es que me vaya a ofuscar con el tema y me pille una paranoia. Aunque... si es para Noia ¿a mi qué más me da?. Vale. Ya está. Lo dejo. Pienso que quizá es que en aquel momento, tenía algo que decirme sin saber el qué y, sobre todo el cómo, así que vino el bueno de Migo a echarme una mano.
Han pasado días y sigo sin saberlo. Pues nada. Hora de dejarlo. Lo que es seguro es que conMigo o sin Migo, ya me lo diré.

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